Cuando hablamos de aplicación, nos referimos a un software con distintas funciones. Sin embargo, un servicio o producto suele tener más de un canal de comunicación. Imaginemos lo desordenado que esto podría ser si para acceder a determinadas funciones éstas estuviesen dispersas por cada uno de estos canales.
Es entonces cuando entran en juego las APIs, para evitar este problema. Estas tres siglas que se traducen como Interfaz de Programación de Aplicaciones, se refiere a un grupo de conceptos y protocolos que se utilizan para diseñar e integrar el software de las apps, permitiendo que exista entre estos canales una comunicación estrecha.
A continuación, te explicamos cómo funcionan. Suena complicado, pero te aseguramos que no lo es.
¿Cómo funciona una API?
Las denominadas API permiten que sus servicios y productos se comuniquen con otros, siendo un código el que establece el funcionamiento de un programa informático. Éste cumple la función de conducir la información de la parte de un software a otra.
Es decir, esta interfaz le puede permite a una aplicación, extraer archivos y datos que se encuentran dentro de un software, y que este mismo, sea utilizado en otro programa o en cualquiera de sus otros niveles.
Gracias a este proceso, el usuario no solo está ahorrándose una infinidad de tiempo, sino que su experiencia como usuario es mucho más sencilla y amena.
En otras palabras, las API otorgan una mayor flexibilidad, posibilitan una mayor simplicidad de diseño que, a la hora de ser utilizada se traduce en sencillez y efectividad. De esta manera, el usuario puede encontrar fácilmente lo que está buscando y la marca que está implementando las API para conectar sus canales, se estará asegurando de lograr no sólo mayores visitas, sino también mayores conversiones.
Las API causan un gran dinamismo
Las integraciones de las API son componentes de software que van actualizando los datos de manera automática, tanto de los servidores como de los clientes.
Pasemos a algunos ejemplos que nos son súper cotidianos y que, tal vez, no nos dimos cuenta que los estábamos implementando a través de una API.
Ni más ni menos, la información que se encuentra en la nube de la galería de imágenes de nuestro celular o, simplemente, la sincronización automática de la fecha y hora en nuestra computadora cuando se viaja a otro país porque cambia el huso horario, son funciones que cambian sin necesidad de que le demos la orden, porque un código ya lo hizo por nosotros.
Las compañías también pueden usar las integraciones de las API, con el fin de automatizar de forma mucho más eficiente, otras funciones del sistema. Pero no sólo las grandes compañías tienen la capacidad de aplicar este método. Sin darnos cuenta, nosotros también lo hacemos con frecuencia.
Supongamos que sos dueño de un emprendimiento y estás por anunciar el lanzamiento de un producto nuevo. Seguramente, tengas una tienda online donde cargas toda tu mercadería, con precios y stock incluidos. Entonces, vas a tus redes sociales, concretamente a las historias de Instagram y además de hacer el anuncio, agregas un link que redirige a tus potenciales clientes a la tienda online para que vayan a comprar… esa función es una API.
En síntesis, las API habilitan el acceso a todos los recursos informáticos, y a su vez, mantiene el control y la seguridad de los mismos.
La seguridad de las API siempre va a depender de una buena y óptima gestión. Y esta misma, se refiere a los diversos procesos de distribución, control y análisis de las mismas, ya que relacionan y conectan datos y las aplicaciones.
Implementar APIs puede llevar tus servicios digitales al siguiente nivel y ofrecer una experiencia única a tus usuarios.
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